Escuchar música alegre alimenta la creatividad y puede ayudar a generar más soluciones y más innovadoras en comparación con no oír nada, según un estudio publicado en la revista científica PLOS ONE.
Un equipo encabezado por Simone Ritter, de la Universidad Radboud de los Países Bajos y Sam Ferguson de la Tecnología de Sydney (Australia), investigó el efecto de la música en la cognición y la creatividad, una cualidad que permite hallar soluciones innovadoras para una amplia gama de problemas y llegar a nuevas ideas.
Los científicos contaron para su investigación con 155 participantes que fueron divididos en cuatro grupos experimentales, cada uno de los cuales escuchaba un tipo de música (tranquila, alegre, triste o ansiosa), dependiendo de su valencia emocional (positiva o negativa) y excitación (alta o baja), mientras que un grupo de control escuchaba el silencio.
Una vez empezaba la música, los participantes realizaban tareas cognitivas que ponían a prueba su pensamiento creativo.
A los participantes que presentaron las soluciones más originales y útiles para una tarea se les dio una mayor puntuación de creatividad divergente, y a quienes presentaron la mejor solución posible se les dio una mayor puntuación en la creatividad convergente.
De este modo, los investigadores descubrieron que escuchar música alegre, definida como música clásica con valencia positiva y alta en excitación, fomenta el pensamiento creativo más divergente en comparación con el silencio, asegura el artículo científico.
Los autores sugieren, además, que las variables de la música alegre pueden aumentar la flexibilidad de pensamiento, de modo que el participante puede considerar soluciones que no se les hubieran ocurrido tan fácilmente de realizar la tarea en silencio.
«Este estudio demuestra que la cognición creativa puede mejorar con la música», asegura el texto, cuyos autores proponen explorar ahora cómo diferentes sonidos ambientales pueden afectar la creatividad dependiendo del origen cultural, edad o niveles de experiencia musical de las personas.
La investigación demuestra que escuchar música podría promover el pensamiento creativo de manera económica y eficiente en diversos entornos científicos, educativos y organizativos, según los autores.