Los premios Brit, los más prestigiosos de la música británica, siguen consolidando el giro que han dado los últimos años hacia el rap y el pop de autor y en su edición número 40 coronaron a Lewis Capaldi y a Dave como grandes triunfadores.
Dave se hizo con el premio a mejor álbum, gracias a Psychodrama, mientras que Capaldi obtuvo el de mejor artista internacional y mejor canción.
El rock que antaño traían a los Brit grupos como Blur, Oasis o más recientemente Arctic Monkeys es cosa del pasado y ahora figuras como los raperos Stormzy y Dave y el compositor Lewis Capaldi son los que acaparan las miradas y los vítores en estos premios.
No extraña, por lo tanto, que el show lo abriese Mabel con una multitudinaria actuación. El escenario se llenó de pupitres de colegio y bailarines para dar vida a Don’t Call Me Up, el gran éxito de la cantante.
La actuación fue bien recibida, pero no tanto como la que protagonizó el carismático Lewis Capaldi. Somebody to Love, implantada en el corazón del O2 Arena, sacó lo mejor del de Glasgow.
Se anticipaba que Capaldi iba a ser una de las estrellas de la noche y apenas instantes después de bajarse del escenario recibió el premio a mejor artista revelación.
Sabía que no iba a ser el último, por eso dio un trago a su bebida y caracoleó el discurso. «Muchas gracias, nos vemos en un rato», y salió pitando.
No como Mabel, que se llevó el segundo premio de la noche, el de mejor artista femenina, y lo recogió de manos de Jorja Smith, ganadora el año pasado, y Ellie Goulding. «Esto es algo salvaje, ha sido un viaje increíble», dijo.
En cuanto se bajó del escenario, Harry Styles, metido en un traje inexplicable, interpretó Falling en una cuestionable decisión de la organización, poniendo al que fuera líder de One Direction de espaldas a todo un lateral del O2 Arena. Eso no empañó la sentida exposición de Styles, quien con su poderosa voz y su capacidad de conectar con el público emocionó al público.
Si algo tienen los Brit es que hay figuras que son habituales en cada gala. Si Ronnie Wood, de los Rolling Stones, es un invitado de honor cada año, Stormzy se está ganando el derecho a ello. El ganador de varios Brit en 2017 y 2018 se llevó el premio a mejor artista masculino, ampliando su palmarés y haciendo las delicias de un público que le adora.
«Soy superfeliz con esto. Se lo dedico a mi madre. Ser el mejor artista masculino hubiera sido imposible sin las mejores mujeres posibles que tengo en mi equipo», aseguró el rapero.
Pero entre el rap y el pop melódico, también hubo hueco para el rock, otrora enseña de estos premios. Foals, con su cantante Yannis Philippakis a la cabeza, recogieron el galardón a mejor grupo del año.
«No lo vimos venir. Para mí es un gran honor ganar esto después de tantos años y con suerte en el futuro veremos muchas más mujeres en este galardón», vaticinó.
Hasta ese momento, la gala transcurría sin sorpresas y sobresaltos. Pero entonces se desató el anuncio. «Actuación en primicia», avanzaba Jack Whitehall, presentador de la gala. El compositor Hans Zimmer y el que fuera guitarrista de The Smiths, Johnny Marr, acompañaron a Billie Eilish en la interpretación de No Time to Die, tema de la banda sonora de la última película de James Bond.
La ganadora de cinco Grammy y, según la definió Whitehall, «única persona en el mundo en hacer parecer a Greta Thurnberg vaga», regaló probablemente el mejor momento de la noche con solo 18 años.
Su toque íntimo y minimalista lo rubricó, además, con el galardón a mejor artista internacional femenina.
«Cuando estaba en el escenario me han entrado ganas de llorar, pero no lo he hecho. Así que voy a llorar ahora», susurró antes de romper en lágrimas.
Después de un momento meloso, tocaba romper el escenario. Stormzy, junto a Burna Boy, conquistaron la noche gracias a su poderoso y reivindicativo rap antes de entregar los dos últimos premios.
Capaldi se hizo con su segundo galardón gracias a Somebody to Love, y Dave cerró la ceremonia con el mejor álbum del año.
Para completar la velada, Rod Stewart junto a Ronnie Wood interpretaron un par de temas, aunque una buena parte del público ya abandonaba el O2 Arena. Porque los Brit han cambiado y quién sabe si algún día les dará por mirar atrás y acordarse de su pasado.