Por primera vez en 60 años, los vestidos no fueron lo más comentado de la alfombra roja de los Grammy y las rosas blancas que lucieron las estrellas en apoyo al movimiento #MeToo, de rechazo al acoso sexual, les robaron el protagonismo.
La idea surgió de forma improvisada hace unos días, cuando dos ejecutivas de la industria discográfica vieron que se acercaba la gran noche de la música y no había ningún plan para apoyar a las mujeres que durante el último año alzaron su voz contra el acoso.
La rapera estadounidense Cardi B, nominada por partida doble, explicó a los periodistas que el techo de cristal al que se enfrentan las mujeres no es algo exclusivo de la industria discográfica o cinematográfica.
«Es algo que pasa en todos los sitios. Si trabajas en un supermercado y quieres ascender, los hombres siempre encontrarán una forma de quedarse con ese puesto», dijo la artista, que vistió un conjunto blanco con alas de ángel, a juego con la rosa que llevaba.
Lana del Rey también lució un vestido con un aura angelical, firmado por Gucci, de colores claros y plateados y con una corona de estrellas que fue muy aplaudida en redes sociales.
Quien también llamó la atención en las redes fue la cantante Joy Villa, que el año pasado sorprendió con un atuendo en apoyo a Donald Trump y que este año se enfundó un vestido en contra del aborto, con un gran feto dibujado y el lema «Escoge vida».
Sorprendió la ausencia en la pasarela de los dos artistas con más nominaciones, Jay-Z y Kendrick Lamar, así como de Lorde, que según medios locales no quiso cruzar la alfombra roja por su enfado con la academia al no haberle propuesto actuar en la gala en solitario, a diferencia de sus compañeros de nominación, todos hombres.
Lady Gaga llegó a la pasarela con actitud regia, enfundada en un vestido negro de Armani de cola infinita y el pelo recogido, emulando un delicado cisne, y aunque no se prodigó con los medios sí que mostró orgullosa una rosa blanca en el pecho.
Camila Cabello vino acompañada de su madre y vistió un ceñido vestido rojo que le jugó alguna mala pasada, y que combinó con un bolso en forma de bola de discoteca y un anillo blanco.
Miley Cyrus dejó claro que ya no es la adolescente alocada que un día fue y exhibió sobriedad con un vestido de pantalón negro, mucho más discreto que la excéntrica americana de Gucci que se enfundó Elton John, con el que después actuaría en la gala.
Los hermanos Nick y Jon Jonas tampoco se perdieron la cita, si bien pasearon por la alfombra roja separados, y Cindy Lauper posó con el puño en alto para reivindicar la lucha feminista.
Luis Fonsi cruzó la pasarela acompañado junto a su esposa, la modelo española Águeda López, y se mostró «orgulloso» de haber abierto la puerta a otros compatriotas latinos con su éxito Despacito.
La modelo Zuleyka Rivera se mostró «ansiosa» por interpretar junto a Fonsi Despacito en la gala y aprovechó para agradecer a todas las «mujeres valientes» que han reivindicado que las mujeres son «talentosas» y no necesitan «ir más allá para demostrar su valía».
El grupo californiano La Santa Cecilia destacó que antes de que Luís Fonsi y Daddy Yankee rompieran las pistas, «artistas como Gloria Estefan o Carlos Santana ya abrieron puertas muchos años atrás».
Los colombianos Bomba Estéreo celebraron el «cross-over» entre la música anglosajona y la latina, que ellos mismos experimentaron el año pasado haciendo una gira con la exitosa banda canadiense Arcade Fire.
«Salimos de fiesta, íbamos de bares e hicimos DJ sets juntos», explicaron los colombianos, que esperan que más artistas sigan su camino porque «se aprende mucho y es un gran intercambio cultural, de ideas y de pensamientos».
La mexicana Natalia Lafourcade confesó estar algo sorprendida de que un disco como el suyo estuviese nominado en la categoría pop, compitiendo con artistas como Shakira o Juanes.
«Nunca hubiera pensado que un disco que va de hacer música sencilla pero que al mismo tiene que ver con nuestras raíces y nuestro folclore esté nominado en una categoría como el pop», dijo la mexicana, a la que le gustaría hacer un dúo con Bruno Mars.
Otro de los nominados al mejor disco pop, el cubano Alex Cuba, afirmó que ahora toca trabajar para que el público norteamericano sepa que «hay mucha música latina más allá del Despacito», una ardua tarea en la que él se emplea desde hace años, grabando con su productora independiente, Caracol, desde Canadá.