Era un éxito anunciado. Rosalía tan solo necesitó media hora para que volasen ayer las 11.000 entradas del concierto gratuito que ha ofrecido este miércoles por la noche en la Plaza de Colón de Madrid, donde se coronó en la presentación de su segundo álbum, El mal querer, dos días antes de su lanzamiento.
Poco importó la espera a la intemperie para las 11.000 personas que hacían cola desde hacía horas para ver a la cantante del momento, aquella nominada a cinco candidaturas a los Grammy latinos por un disco que no saldrá al mercado hasta este viernes, pero que cosecha ya éxitos como Malamente, con 34 millones de descargas.
La lluvia dio una tregua en esta noche de comunión, aunque no así el frío, pero eso tampoco importó: Rosalía Vila (San Esteban de Sasroviras, Barcelona, 1993) prometía un espectáculo que templaría la noche madrileña con los cálidos ritmos del sur de su característico estilo flamenco que se escuchó con completa devoción.
Y, la mayoría del tiempo, en un inaudito silencio. El concierto adelanto de El mar querer, organizado por Red Bull Music, que también lo emitió en directo, se convirtió en una macro escucha en la que 11.000 personas consiguieron silencios absolutos para prestar atención y saborear las inéditas letras.
En este CD, que la barcelonesa de 25 años tenía ya terminado hace ocho meses, aunque quiso desvelarlo poco a poco, lo primero que tuvo fue el título, que le inspiró una novela, Flamenca, del siglo XIII, según explicaba esta semana a Efe.
Su protagonista es un personaje «con fuerza y poderoso» y «la guía» de los ‘capítulos’ de su disco: Malamente es augurio; Que no salga la luna, la boda; Pienso en tu mirá, los celos; De aquí no sales, la disputa; Reniego, el lamento; Preso —un tema en el que pone la voz Rossy de Palma—, la clausura; Bagdad, la liturgia; Di mi nombre, el éxtasis; Nana, la concepción; Maldición, la cordura, y A ningún hombre, el poder.
Como aquella protagonista, Rosalía apareció fuerte y poderosa en el escenario a las 19:55 horas, casi media hora más tarde de la hora estipulada, aunque el público supo esperar y no metió prisa a la cantante. Se conformó con vitorear a los técnicos de sonido que, de tanto en tanto, aparecían para probar los micrófonos.
«Madrid, buenas noches. No sabéis la ilusión que me hace poder estar esta noche con vosotros. Os quiero mucho, estoy feliz de presentar este nuevo proyecto con vosotros», decía Rosalía tras empezar el show, en el que le acompañaron doce bailarinas vestidas de blanco en contraste con su vestido rojo con volantes en las mangas y la cadera.
Tan emocionada como su joven público, Rosalía hizo gala de su inconfundible voz para presentar los cortes de este álbum producido por el canario El Guincho, de los que ya se conocían Malamente y Pienso en tu mirá y, desde este martes con la publicación de un nuevo y goyesco videoclip, Di mi nombre.
Esos fueron los temas en los que el público se atrevió a acompañar a la cantante y romper el silencio, que solo se vio quebrado por tímidos gritos de «diosa», «reina» o «guapa» de algunos espontáneos a los que el resto de los feligreses ni si quiera siguieron para no afear el momento de comunión.
Colón también enloqueció con Catalina, una conmovedora canción de su anterior trabajo, Los Ángeles, que Rosalía interpretó casi a capela y sin demasiada ayuda de los cuatro cantantes —dos mujeres y dos hombres— que le hicieron los coros.
Y así se rindieron 11.000 personas a Rosalía, y Rosalía a ellas: «Madrid, te quiero», hdijo la cantante tras este breve concierto —duró menos de una hora—, en el que bailó, lloró, rió, se subió a un quad y se dio un baño de masas bajando del escenario para abrazar a algunos afortunados.